¿Quién no ha sentido cierta inquietud al observar por primera vez un eclipse? El eclipse de sol es más impresionante, peor si es total. Sin embargo, ahora nos referiremos al eclipse de luna. Imaginese, estimado lector, la impresión que causaría en el ánimo de la gente primitiva el espectáculo de este soberbio fenómeno de la naturaleza.
Los guarayos sentían temor. Temor por lo que pudiera pasarle a la luna y las consecuencias que esto acarrearía sobre ellos. La luna ha sido siempre fuente de inspiración de la humanidad, especialmente para los poetas y enamorados que sueñan con ella. Los guarayos, en el fondo de su alma, sintieron lo mismo. Además, era la única fuente de luz que iluminaba suavemente las noches de su inmenso hogar que era la selva.
El tigre fue muy temido por los guarayos debido a su ferocidad, fuerza y astucia, cuentan que si algún guarayo por casualidad flechaba uno, inmediatamente arrojaba muy lejos el arco y la flecha para que sus compañeros (del tigre) no tomen venganza de su pariente. Tal era el miedo que sentían por esta fiera que “era capaz de comerse hasta la misma luna.”
Pues bien, cuando advertían que comenzaba un eclipse de luna, el jefe de la tribu ordenaba inmediatamente que metan todos los alimentos y enciendan el fuego dentro de la habitación porque el tigre quería comerse a la luna y si lograba su propósito, tal vez no habría ya más luz.
Las mujeres, muy asustadas, comenzaban a moler maiz y la harina la regaban hacia arriba, otras sahumaban la habitación con semillas de algodón, los hombres comenzaban a lanzar desesperadamente flechas encendidas en dirección a la luna y por si fuera poco, comenzaban a golpear todo lo que estuviera a su alcance, produciendo gran ruido con la esperanza de poder espantar al tigre y salvar asi a la pobre luna.
Ante semejante estruendo en defensa de la luna, el tigre se acobardaba y se iba retirando poco a poco hasta apartarse completamente. Alegría de los guarayos porque habían salvado a la luna. Fin del eclipse.
Hasta el año 1975, esta superstición estaba todavia bien arraigada en el pueblo de Ascensión, capital de la provincia. Aquel año se produjo un eclipse total de luna y el ruido que hicieron los guarayos golpeando ollas, latas, fierros, disparos de armas de fuego fue en verdad muy impresionante.
Como es natural poco a poco fue extinguiéndose esta singular costumbre ancestral, debido a la influencia de la migración, los medios de comunicación, especialmente radio y TV, como también a los conocimientos impartidos en las escuelas. Sin embargo, durante el eclipse de luna del año 1996, después de 21 años, causó cierta emoción la actitud de muchas personas, jóvenes estudiantes de ciclo medio, que deliberadamente hicieron revivir con mucha fuerza esta superstición. Ojalá no se pierda nunca la herencia cultural del pueblo Guarayo.
OTRAS CREENCIAS SOBRE LA LUNA.-
Dicen que al día siguiente del eclipse, es prohibido bañarse porque el agua esta pasmada. Cuando es luna nueva, no se puede cortar madera porque ésta se pudre rápidamente.
Para el agricultor estaba prohibido terminantemente cosechar en luna nueva porque sus productos, que tanto le costó sembrar, se fregan rápidamente.
También para las lavanderas estaba prohibido lavar porque la ropa, sea vieja o nueva, se rompe como hoja de plátano.
En luna nueva no se puede pisar la cáscara de maní porque los huesos de los pies pueden romperse produciendo el mismo sonido.
Tampoco es bueno atravesar la hamaca tejida con nudos, porque los nudos de la misma, aparecerán como várices en las piernas del infractor.