En tiempos muy remotos, cuando la tribu Guara-yù deambulaba por la inmensa selva de esta región en busca de alimentos, un grupo de cazadores caminaron muchos dias con el propósito de encontrar el lugar más rico para cazar, pescar y recolectar frutos silvestres. Caminaron muchos días hasta que por fin llegaron a una hermosa laguna, extensa, de aguas cristalinas, donde jugueteaban multitud de peces de diferentes colores y tamaño.
Los cazadores hambrientos admirados por la belleza de la naturaleza y la abundante pesca, quedaron varios días en el lugar, luego regresaron con mucha comida a su aldea. Al llegar a sus chozas hicieron correr la voz anunciando el hallazgo a todos los miembros de la tribu. La noticia llegó, pues, a oídos del Jefe el cual ordeno el traslado de la aldea a orillas de la laguna encontrada que hoy es Yaguarú. Le dieron ese nombre por que encontraron un tigre negro en el lugar.
La tribu se estableció a orillas de la hermosa laguna, improvisaron balsas para navegar y luego hicieron canoas para cruzar a la otra orilla. Así vivieron felices y tranquilos por mucho tiempo.
Pero un día, cuando una canoa pequeña se encontraba en media laguna, vio una tormenta con vientos y lluvias, arrastrándola hacia el sur, desapareciendo los navegantes sin dejar rastro alguno. Así fueron desapareciendo otros pescadores, hasta que en una oportunidad, un grupo de mujeres que estaban lavando a orillas de la laguna vieron unos seres pequeñitos de piel blanca en la parte superior y con escamas como peces en la parte inferior del cuerpo. Estos seres salian de la profundidad de las aguas en dirección a ellas. Muy asustadas las mujeres huyeron y de lejos observaron para conocerlos mejor.
Los seres del agua tenian aspecto de gente con cabellos rubios y crespos, en si eran bonitos. A ellos les llamaron ACAYAHÁ. Estos se llevaban a los pescadores a su mundo debajo del agua
Cuenta la leyenda que una vez salió uno de los guarayú, que fue llevado por los seres desconocidos y contó que convivió con los Acalla, debajo de las aguas en subterráneos, donde tienen sus casas y viven como nosotros en la superficie de la tierra. El hombre fue llevado hacía muchísimos años, habiéndose acostumbrado a la manera de vivir de ellos y que le habían dado el poder de respirar bajo el agua. Como no encontró a sus filiares que había dejado en aquel entonces, se vio ante otra generación que ya no le conocían. Se dio cuenta que había trascurrido muchos años desde su partida, sin embargo, para él, le pareció que fue ayer no más. Pero una cosa muy misteriosa había ocurrido en él… no había envejecido.
Entonces comprendió que no le valió de nada volver a su pueblo por que no encontró a los suyos y además no podría acostumbrarse a la vida natural de los guarayú. Decidió regresar al mundo de los seres bajo el agua, donde no habia sufrimiento y el tiempo no transcurría.
Así fue que, en presencia de todos los aldeanos, el hombre se fue metiendo al agua paso a paso se fue sumergiendo poco a poco hasta perderse definitivamente en las aguas de la laguna. Por eso es que, cuando alguien desaparece o se ahora en la aguna de Yaguarú, los pobladores dicen: se lo llevó el ACAYAHÁ.